100 Days of BAires [Semana 12]

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Lunes, 19 de Noviembre
Obviamente, no fui a clases. Andrea y yo nos levantamos y nos hicimos un master almuerzo de gordas que somos.




Me llegaron como cuatro mensajes de cumpleaños.
"Soy Laurita, feliz cumple. k la pases bien. b.so"


Cada una trabajó un rato y luego nos quedamos todo el día viendo Breaking Bad porque ya nos hicimos adictas.





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Martes, 20 de Noviembre
Los martes son los días libres de Valeria (mi prima), así que se vino con la otra Valeria (su amiga, la que fue con nosotras a Tigre) y empezamos a beber cerveza desde las 3:00pm. Por supuesto, ya a las 5:00 estábamos ebrias porque no habíamos desayunado ni almorzado.


Nos hicimos unas reinas pepeadas y seguimos bebiendo cerveza, jugando cartas para beber, tocando ukulele y mariqueando con la Polaroid de Valeria (la amiga). Cabe acotar que interrumpí la hermosa sesión de bebedera ukulelística para hacer una tarea para el día siguiente.




Milagrosamente, el vecino no nos lanzó nada esta vez, y eso que nos quedamos como hasta las 11:00pm hablando mariqueras y versionando Fey con los ukes.

Después de que las Valerias se fueron, las Andreas vimos un capítulo de Breaking Bad y nos acostamos a dormir.





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Miércoles, 21 de Noviembre
La clase de hoy estuvo entretenida. Aunque varias de las cosas ya las sabía, aprendí un par de cosas nuevas. Me encanta cuando el profesor no pide la tarea, btw.


Regresé a la casa con un dolor de vientre tan hijo de puta que ni almorcé. Me lancé de una en la cama. Se suponía que acompañaría a Andrea a retocarse el tatuaje, pero no lo logré. Me quedé dormida (mas bien me desmayé del dolor) abrazando la laptop y usándola de fomentera.


Por supuesto, desperté a las 8:00pm muerta de hambre. Me levanté, fui al baño y le escribí a Andrea que dónde estaba. La muy creepy me respondió que en la sala porque casualmente había llegado justo cuando yo entré al baño.


Pedimos delivery de empanadas y nos quedamos viendo Breaking Bad.





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Jueves, 22 de Noviembre
Nos despertamos medio en crisis porque al día siguiente nos íbamos a Montevideo muy temprano y no sabíamos cómo llegar en colectivo a la terminal de Colonia Express. Decidimos hacer la ruta para estar prevenidas y saber cómo era el cuento.


Menos mal que tomamos esa decisión porque el bondi nos dejaba en plena Boca (un equivalente a Petare). Nos bajamos y no pudimos ni caminar dos cuadras (DE DÍA) porque nos dio miedo. Dimos media vuelta y agarramos un colectivo rumbo a Abasto Shopping. En ese centro comercial trabaja Bárbara, quien había llegado de Caracas la noche anterior con una tarjeta de crédito que sí pasaba. Pero no todo es tan hermoso como suena. Había una protesta de quién sabe qué coño y el colectivo se tuvo que desviar porque una calle de su ruta estaba trancada. Avanzábamos como tres cuadras por hora y yo tenía al lado a un viejo cayéndose a peos. Nice.


El Colectivo dice "Alpargatas"


Nos bajamos antes porque no aguantábamos más. Teníamos como tres horas entre colectivo y colectivo. Cuando nos dimos cuenta, estábamos en Once, otra zona no de lo mejor. La gente tenía piquiña de culo y había un grupo de personas en cada esquina revisando la basura. Era una dimensión desconocida.


Además, por alguna razón, terminamos en una calle que tenía PURAS tiendas de maniquíes. Maniquíes de hombre, de mujer, de niños, rojos, verdes, morados, parados, sentados, de pirata Calvin Klein, etc.


A esto me refería con "pirata Clavin Klein".
Finalmente llegamos al Abasto Shopping y nos encontramos con Bárbara. Hablamos paja un rato y arrancamos a la casa porque Andrea tenía un date con Martín. Comimos rápido un froyo en Frenzy y luego me fui a tener mi crisis de hacer maleta a.k.a. meter ropa para cinco días más cargadores, cámaras, etc. en un solo morral.





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Viernes, 23 de Noviembre
La crisis de "se me va a quedar algo" más la de "Andrea no ha llegado, no vamos a llegar a tiempo" no me dejó dormir. Andrea llegó a las 4:15am y nos quedamos hablando paja y acomodando todo para no cagarla.
Pusimos Get Busy a todo volumen y luego Fatty Boom Boom a las 6:00am. Con razón nos lanzan papas.


A las 6:30am salimos a agarrar un taxi, parecíamos un par de burritos de carga y no sé si fue la trasnochada o qué, pero hacía frío.


Llegamos casi de primeras al puerto de Colonia Express, hicimos check-in y estuvimos un rato largo en la sala de espera hasta que se llenó por completo. La sala de espera se dividía en dos y a la gente le costaba entender eso, entonces simplemente se quedaban parados viéndonos mal a Andrea y a mí porque estábamos ocupando sillas con nuestros bolsos. Vino una gorda, que además me hizo perder en Temple Run y me pidió que moviera las cosas. Yo dije "COÑO DE LA PEPA", porque perdí y Andrea le dijo que allá había más puestos. La gordis se fue y volvió a los cinco segundos volviéndome a pedir que quitara mis cosas porque en la otra parte de la sala había "mucho ruido". Antojada.

Este tipo tenía una barba y bigote demasiado cool.

Otro highlight de la sala de espera fue una familia venezolana que por supuesto llegaron gritando durísimo cosas como: "Ay! Es como si fuéramos pa' Cúcuta!".

Por fin nos montamos en el barco que arrancó como a las 9:15am y como era de esperarse dormí todo el camino. Llegamos a Colonia y estaba tan dormida que no me acuerdo ni cómo me monté en el autobús. Once again, dormí todo el camino. Aunque me desperté a tiempo para tomarle una foto a la caraja que tenía al lado durmiendo con la boca abierta.


Llegamos a la terminal de Tres Cruces en Montevideo a las 2:30pm porque en Uruguay es una hora más que en Argentina por el peo de la primavera/verano. Con las instrucciones de una cuarta Valeria (nos quedaríamos en casa de ella esos cinco días) agarramos un colectivo hasta su casa.


Prohibido fumar y salivar.


Soltamos el perolero y nos fuimos a almorzar en El Horno de Juan una pizza con pepperoni porque aparentemente no existe en Buenos Aires. Aquí también son de mentira las servilletas. No comprendo.


Después de ahí nos fuimos al apartamento a hablar paja con Valeria y su novio (?) y después pedimos delivery de tequeños y empanadas a un restaurante venezolano.





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Sábado, 24 de Noviembre
Apenas nos despertamos bajamos a la rambla de Playa de los Pocitos y nos pusimos a caminar. Teníamos planeado bajar a la playa, meter los pies en la arena, sentrarnos un rato a chillear. Pero el clima nos dijo: NO. Después del sol intenso que estaba haciendo, se formó un mini tornado y después de eso empezó a llover. Nos refugiamos en la entrada de un edificio esperando que escampara, pero NO, empezó a granizar. WTF, clima.


Obviamente después de eso no podíamos meter los pies en la arena porque aunque el sol saliera incoherentemente, la arena estaba mojada. Nos fuimos a caminar por la rambla. Caminamos BURDA. Vimos un castishito entre dos edificios, unos niños en un partido de fútbol, nos sentamos en un banquito a tocar el opening de la Isla Gullah Gullah en ukulele, llegamos a un espacio de grama, rocas y mar demasiado relajante, nos tomamos unas fotos wannabe, vimos a unos golden retrievers jugando al lado de su dueño echado en la grama como si fuera Miranda en la carraca y seguimos caminando hasta el Parque Rodó.





Dimos una vuelta por el Parque Rodó y luego caminamos por la Av. Sarmiento hasta casa de Valeria. Nos quedamos un rato, descansamos y salimos a cenar a una cervecería que se llama La Pasiva. Sí. La Pasiva.


Me comí un perro caliente que tenía la salchicha envuelta en tocineta y otro que estaba cubierto con queso mozzarella fundido. :')

El pitillo más delgado del mundo.

Después de eso nos fuimos a la casa a dormir.





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Domingo, 25 de Noviembre
El plan del día era caminar hasta el centro y buscar una feria de artesanias/antigüedades/animales/etc. Después de caminar como una hora y media, llegamos al centro, pero nunca encontramos la feria fantasma. Por fin desistimos y nos fuimos caminando hasta la Plaza Independencia y el Teatro Solis.



Allí nos quedamos un rato descansando y luego caminamos por un boulevard en dirección a Ciudad Vieja, pero todo estaba tan vacío que decidimos almorzar antes de seguir caminando por si cerraban los restaurantes.


Almorzamos en Don Peperone, la pizzería con el playlist más incongruente del mundo (Shakira, Maná, Phil Collins, Bajofondo, Chino y Nacho), pero Andrea y yo hicimos una pausa en nuestras vidas para gritar al unísono el "LOCA" al principio de la canción de Shakira. Pagamos y seguimos nuestro camino. Atravesamos Ciudad Vieja por el boulevard y llegamos hasta una zona en que nos daba miedo seguir. Toda la gente parecía salida de un episodio de Breaking Bad.


Nos metimos por una calle paralela y empezamos a caminar hasta encontrar una parada de bus, cuando vemos a dos turistas con un poco de policías en moto. Parece que les robaron algo, pero nunca supimos qué fue lo que pasó.


Menos mal que agarramos el autobús de regreso porque el mismo camino, no way. Nos bajamos en la playa y nos echamos un rato en la arena frente al mar, viendo las nubes. Me hacía falta.


Como a las 8:00pm con un sol de 4:00pm subimos a la rambla a sacudirnos los pies y a que Andrea se tomara una foto con un hombre/perro.

 
Luego nos regresamos a la casa a chillear, leer quedarme atrapada en el balcón y tomar licor de limón.




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Cosas Random:



El street art de Montevideo es muy arrecho.
















La ciudad está llena de carros así.





























También inventan palabras.




























Los locales tienen nombres aún más graciosos.
































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